Compartir!

lunes, 29 de enero de 2007

Hoy reunión de consorcio. No quiero llegar a casa, todos se juntan en el pasillo y cuando paso murmuran sus viscosos comentarios acerca de mi ausencia.
Hace más de un mes que llegue al edificio y aún no me hablo con nadie. Se que hay una abogada, un gay y una mujer que sólo aparece para criticar, gritar y tomar el ascensor.
Si yo tuviese que llamar a una asamblea sería para elegir un nombre, me sentaría en un rincón y juro que los filmaría. Flor de revuelo, las viejas gritando, la otra que no escucha, el gay con las manos en la cintura y algún escabullido de los que conozco bien.
La reunión duraría hasta tarde; ya doce menos cinco los ánimos se irían calmando porque para esa hora todas la viejas se habrían dormido; y ahí tiraría la bomba ¨ este edificio no es más que un conventillo, así que llamémoslo LA PALOMA". Como siempre, las viejas se habrán despertado, el gay estará rojo de la furia y la mayoría se habrá ido hasta el viernes que viene. Al fin y al cabo si se llegase a un acuerdo ya no habría excusa para volvernos a ver y eso es lo que no queremos.
La una y aún se escuchan los gritos. Voy a llamar a la pizzería, en una de esas cuando toquen timbre ya no halla gente en el hall. 4455-2342. dos de pollo y una de jamón. No me mejor dos de carne y una de jamón. Con veinte.
Cruzo los dedos; bajo la escalera, despacio por las dudas; ya siento el olorcito. Tendría que haber pedido cuatro.

No hay comentarios: