Cambie el celular
Y no te paso el número, porque no quiero que llames.
Aunque dudo que vayas a hacerlo.
Sigamos jugando, te toca esconderte
Y a mí
Perder.
Por las noches cierra la luz y enciende los ojos.
El neón del pensamiento le dibuja los más cálidos fantasmas,
pero la humedad del miedo ya se extiende entre las sábanas.
Nuevamente el colchón se seca al sol.
Y al caer por la escalera siente un frío dolor en sus rodillas.
Se levantó como pudo y acomodó el ahora rojo pantalón.
No lloró, las lagrimas arden más que las escaleras.