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martes, 10 de abril de 2007

A PalaBras NeCIas.

Poblete. Suena gracioso, podría ser el nombre un policía de historieta o porque no de una tira cómica tal como los Tres chiflados; Aún así este Cabo de la Policía no causa risas.

Hoy todos saben su apellido y su crimen; ahora será alejado de la fuerza policial y probablemente llevado a juicio. Toda la prensa acusa con su índice a Poblete, los mismos policías y el gobierno también lo hacen, pero detrás del índice se esconde un prontuario que por primera vez sale a luz. Poblete no fue llevado a juicio por las amenazas contra su compañera de trabajo en el 99, ni encarcelado por apremios ilegales, ni separado de la fuerza por sus manchados antecedentes. Nuestra policía está llena de Pobletes que sólo salen a la luz cuando matan a algún Carlos Fuentealba. Como siempre esperamos que lo peor llegue, luego acusamos.

Mucho se hablo de derechos humanos las semanas pasadas, mucho se dijo sobre el derecho a la vida. Mucho se dijo, pero no se hizo nada.

Fuentealba no es el primer muerto de está democracia, así como López no es el primer ni el último desaparecido.

Sosbich, firme ante su posición de ataque, justifica la muerte mencionado el derecho a transitar por caminos que los maestros tenían y tienen cortados. Entre líneas podría decirse que por respetar el derecho de libre transito violamos el de la vida.

No sólo la muerte, sino también el silencio , primero, y estás necias palabras van a tener para Sosbich un alto costo político. Costo que su compañero, hasta entonces, Mauricio Macri no quiere compartir.

Todos señalan al gobernador Neuquino como el único responsable, dejándolo con poco margen de maniobra ante los furiosos docentes que exigen justa y multitudinariamente su renuncia.

Kirchner, fiel a la política del avestruz, finalmente tuvo que dejar de hacer oído sordo ante los reclamos de los maestros. Más aún debió responder a las duras acusaciones de Sosbich que trata de arrastrar en su caída a todos los que puede.

Y a río revuelto, ganancia de pescadores;

Macri calificó a Sosbich de improvisado y se alejo buscando una ventaja politica. Scioli aprovechó para afianzar su candidatura, en medio de las repercusiones del hecho visitó Quequén prometiendo cloacas, agua potable, asfalto y vivienda. En fin, la vida continúa. Excepto para Carlos Fuentealba, quizá su mujer, sus hijas y algún rezagado que todavía crea en la democracia.

1 comentario:

Aldoux dijo...

La democracia no existe, pero nadie lo nota.