Hace tres días que tengo una puta zapatilla roja en la cabeza; y digo puta porque está ahí para recordarme las cosas que de todos modos no puedo olvidar.
Aunque miro para abajo cuando camino siempre estoy a punto de caerme, tropiezo y suelo pisar trozos de suerte a diario. Ese día mientras limpiaba mi zapatilla contra un árbol la vi; chiquita, roja, colgaba de un carro de supermercado reformado para cargar las bolsas de juntar cartón. Sólo vi los pies del cartonero y la zapatilla, casi negra por el smog, adornando la pobreza de esta cultura Kitsch.
2 comentarios:
Que impacto cobran ciertas pequeñeces, que a mi personalmente se me pasan por alto todos los días y sin embargo a vos te llegan tan profundo, al leerlas a traves de tus palabras.
Gracias por hacerme ver que no estamos solo nosotros dos!
Bien che,
cierra
calsa
no se bien q es lo q me paso
cuando lo lei
pero me dejo una sensacion agradable
de las palabras bien usadas
sin estorbos
ni palabras que te frenan
todo fluye
Bien che,
beso
juli
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