Rabia. Y luego el repugnante olor de la orina caliente.
Un rojo pálido en sus mejillas y los años que le pesaban como bultos mayoristas del sucio barrio del Once.
Cruzó la calle como si nadie la observara; el líquido derramado, la incontinencia de años no la hacían sentir peor de lo que ya estaba.
En Uruguay esquina Paraguay venden esos horribles pañales para adultos;
No se inmutó, aún queda algo de dignidad cuando uno se mea encima.
2 comentarios:
catarsis amigo, catarsis.
te quiero mucho
Publicar un comentario