Lo malo de irse es que al volver uno se entera que nunca estuvo.
Así la ausencia ya no es falta sino búsqueda y el regreso no es la vuelta sino la frustración de abrir los ojos tras haber soplado las velitas y ver que todo sigue igual.
Creí haberme visto más de una vez pero sólo era mi sombra.
No pude haber vuelto, nunca estuve aquí. Aún así, a veces, me siento como en casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario